Ella corría con todas sus fuerzas. Buscaba recuperar su amor, abrazarlo, reencontrarlo, retenerlo. Corría casi desesperadamente y segura en cada uno de sus pasos.
Él corría, sin detenerse, sin mirar a los costados. Seguro de encontrarla allí, como siempre, esperando, esperándolo.
Invirtieron todas sus esperanzas en el encuentro. Iban hacia el mismo lugar, con las mismas ganas, los mismos sueños, el mismo amor.
Iban hacia el mismo lugar y llegaron justo a tiempo, en el momento exacto para cada uno.
Hubiera sido, así, una vez más. Pero cuando cada uno estuvo no se encontraron, no se vieron, no se cruzaron.
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