miércoles, 29 de octubre de 2008

Del amor y el desamor...

Sucedió en los tiempos en que por fin estaba rehaciendo su vida, que Andrés conoció a Analía.
En esa misma época y desde hacía unos años, Analía salía con José, el hombre al que amaba con toda su alma.
Por esos tiempos y durante casi toda la vida de ambos, José y Lucrecia eran novios, amigos, amantes, pareja, y dentro de poco marido y mujer.
Lucrecia amaba a José desde siempre. Él había sido su único hombre, tan sólo porque con él bastaba. Él la llenaba por completo, a su lado no precisaba de nadie más.
En algún momento de su envidiable relación, José conoció a Analía, y fue víctima de su dulzura y simpleza, de los aires de vida eterna que emanaban de su ser. No pudo evitar enamorarse de ella, aunque tampoco pudo lograr dejar de amar a Lucrecia.
Analía conocía las reglas del juego. Nunca se había quejado, nunca le hizo falta. Por lo general le bastaban las sobras del tiempo de la otra relación, y cuando no era así, sólo dejaba pasar los días.
Cuando Analía conoció a Andrés, comenzó a cuestionarse las bases del amor, a exigir tiempos y partes. Encontró a un hombre que le daba todo lo que necesitaba y aún más. Lejos de conformarse con eso, necesitó que José le diera todo aquello que para ella era absoluta novedad.

Algunas personas tienen el corazón tan grande, y un amor tan abnegado que son capaces de perdonar cualquier cosa, incluso el no tener exclusividad en el amor, aunque estos corazones amen sólo a una persona durante toda la vida.
Algunas otras, tienen el corazón tan grande y son dueñas de un amor tan poderoso, que son capaces de amar con la misma intensidad a dos personas al mismo tiempo.
Cada uno de estos tipos sufren por su condición, y se disputan eternamente quiénes cosechan las heridas más profundas, como si la condición de sufrimiento hiciera a su amor más noble.

Analía dejó a Andrés.
Andrés quedó nuevamente con el corazón destruido.
José decidió casarse con Lucrecia.
Lucrecia desposó al hombre que siempre había amado.
Analía y José nunca se dejaron, ni estuvieron libremente juntos.
Lucrecia nunca quiso enterarse que existía otra mujer.

Todos, en algún momento, murieron un poco por causa de ese amor.

No hay comentarios: